Tomas la desviación y te encuentras rodeado por un paisaje increíble de lava con caprichosas y bellas formas.
Se sigue la carretera durante unos quince minutos más o menos y finalmente se llega a la costa.
Es un lugar precioso donde se puede apreciar la totalidad del Mar de las Calmas.
A los que quieran pescar, sepan que hay un cartel indicador de las zonas donde pueden hacerlo, siempre con licencia.
Han preparado dos buenos espacios para tomar el sol pero también dos zonas cubiertas con mesas y barbacoas para asar lo que se quiera, hay que llevar el carbón, y también hay agua dulce.
Aunque suene extraño, hay además una pizzería, bastante agradable y mimetizada con el entorno, que abre en los meses de verano, tiene una terraza cubierta pero al aire libre estupenda para comer o tomar unas cañas.
Ojo que cierra los lunes.
Y después se puede dar un paseo por la Restinga, que está a dos pasos.
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